Lo que nos espera si gana Obama
(Escrito en Octubre de 2008)
La opinión generalizada es que, si McCain
gana las próximas elecciones, todo seguirá más
o menos igual que ahora, es decir, muy mal para
los trabajadores, el pueblo y los países atrasados.
Sin embargo, la posibilidad de que sea Obama
quien triunfe despierta ilusiones en que algo cambiará.
Ilusiones que fueron profusamente difundidas
y alimentadas por la campaña electoral del
candidato demócrata, basada justamente en la
consigna «cambio». Más aún, las encuestadoras
y un multitud de politólogos, analistas y periodistas
afirman que la importante ventaja que
Obama le ha sacado a McCain en los sondeos
de opinión se explica fundamentalmente porque
este último no consigiuió diferenciarse de Bush,
en tanto que Obama sí logró convencer de que,
con él en la presidencia, las cosas iban a cambiar.
Sin embargo…
En las últimas semanas, la mayoría de los
diarios más importantes de Estados Unidos se
pronunciaron a favor de Obama, y es bien sabido
que esos medios, con sus matices, son defensores
acérrimos del imperialismo yanqui y de
los monopolios. Pero lo más significativo fue
que la revista más prestigiosa del mundo de las
finanzas, la ultraconservadora The Economist,
cuyos ídolos políticos de las últimas cuatro
décadas han sido Reagan y Margaret Thatcher,
¡también se declaró partidaria de Obama! Los
comentarios salen sobrando.
Con Obama, ¡«libertad»… para despedir!
El 31 de octubre, el diario argentino
Ámbito Financiero informó acerca de la visista
al país de Robert Reich, quien fue secretario
de Trabajo de Clinton y ahora es asesor
de Barak Obama. Sin pelos en la lengua
–estaba hablando en un foro empresarial, no
ante trabajadores en un acto electoral–, Reich
declaró:
«Si el gobierno pone trabas para que las
empresas despidan personal […] después será
muchísimo más difícil y caro que esas empresas
vuelvan a contratar gente.»
Para este «progresista», lo mejor que puede
pasar es que las empresas despidan a piacere,
y lo peor, que algún gobierno intente impedirlo.
Pero el señor no dice las cosas a medias:
[Reich] admitió […] que la realidad argentina
y su alta sindicalización hacía más complicado
el escenario social en caso de que se
repliquen aquí los despidos masivos.
Y se alegró de que
[…] la ola de despidos que se avecina […]
en Estados Unidos no tendrá repercusiones
sociales manifiestas, simplemente porque «de
la fuerza de trabajo de mi país, apenas un 8%
está afiliada a un gremio».
Traducimos. ¡Qué suerte que tenemos en
Estados Unidos! Como nuestra clase obrera está
muy desorganizada, podemos despedir de a miles
sin que haya huelgas ni movilizaciones ni nada.
¡Qué mala suerte tienen en la Argentina! Con
tanta sindicalización, los trabajadores están en
mejores condiciones para salir a la lucha.
Quizá las cosas no salgan como piensa este
tipo. Quizás la baja sindicalización –y el consiguiente
menor control burocrático– permita
que los trabajadores yanquis se movilicen
espontáneamente. Quizás en la Argentina la
burocracia sindical logre impedirlo (Moyano,
el máximo dirigente de la Confederación General
del Trabajo, venía reclamando un aumento
general de 500 pesos –unos 220 dólares–, y dio
raudamente marcha atrás porque «hay que
tomar en cuenta la crisis mundial»).
Nosotros creeemos que la lucha de clases se
hará aguda y explosiva, pero no sabemos cómo
se desarrollará. Lo que sí queda claro es que lo
que dice Reich es un fiel retrato de cómo piensan
y actúan los «progresistas» del Partido
Demócrata, y de cómo actuará el «líder progresista
» Barak Obama si llega a ser presidente.
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